Dios bendiga tu vida.
Dios bendiga tu vida.
“Y no se debilitó en la fe... plenamente convencido de que ( Dios) era también poderoso para hacer todo lo que había prometido. “ Romanos 4:18-22.
Los hombres fallan en sus promesas, con el tiempo vamos haciéndonos incrédulos en cuanto a lo que oímos de los demás y nos hacemos incrédulos e inseguros. Pero Dios no puede mentir, él es fiel y nunca nos va a fallar. Hebreos 6:18.
Abraham fue llamado por Dios para abandonar su tierra y aventurarse a creerle a él. Génesis 12:1. Él no sabía dónde sería dirigido, sólo obedeció. La promesa del Señor para su vida era que de él saldría una gran nación, sería bendecido, engrandecido y se convertiría en bendición para muchos. Génesis 12:2-3.
Él sólo obedecería, la parte del pacto que le correspondía era hacer lo que Dios le demandaba; lo demás le correspondía a Dios. Por esta razón Abraham conoció la vida de gracia, o sea, la vida de fe, en la que uno cree y lo demás viene por causa de la fe, no por obras, no por méritos propios, no por logros o credenciales; sino por la gracia y la misericordia de Dios. Aquí inició la revelación de Dios para la humanidad de lo que era la fe, por ello Abraham es llamado padre de la fe. Romanos 4:16.
El creyó a Dios, a pesar de los obstáculos. Su esposa era estéril y tenía 65 años cuando salieron de su tierra, él era un viejo de 75 años; se había acostumbrado a la idea de estar sin descendencia. Dios lo tomó por que para hacer nacer una nación de fe no tomaría alguien con todas las facilidades para lograrlo, sino a un hombre sin ninguna posibilidad humana de descendencia, pero con un corazón de fe.
El creyó a Dios para llegar a ser padre de multitudes, no se debilitó al tomar en cuenta su cuerpo viejo o la esterilidad de Sara, no dudó con incredulidad de la promesa de Dios; Abraham se fortaleció en fe, dando gloria a Dios por cuanto estaba convencido, plenamente, de que Dios podría hacer lo que le había dicho. Romanos 4:18-22.
A los 100 años fue padre de un niño llamado Isaac y de esta forma comenzó a multiplicarse para llegar a ser padre de una nación a la cual Dios se ha revelado como ninguna otra; de este pueblo se han inspirado todas aquellas naciones que desean salir adelante, y el Dios de Israel, es Dios de las naciones piadosas, de ahí que se dice: “ Bienaventurada la nación cuyo Dios es Jehová”. Salmo 33:12.
Con el ejemplo de Abraham aprendemos que para recibir grandes bendiciones es necesario:
a. Tener en primer lo que Dios dice, no lo que nuestros sentimientos expresan. Romanos 4:19.
Tus sentimientos pueden traer a tu vida temor, angustia, duda y muchas cosas negativas, pero tienes que poner lo que él ha prometido por encima de todo lo demás.
b. Lo que el Señor te ha prometido está por encima de los que los demás pueden decirte.
Imagínate a las personas que rodeaban a Abraham, burlándose de él, haciendo mofa de lo que él esperaba, todos tenían sus ojos puestos en los años de éste o de su mujer, pero él se había propuesto confiar en Dios y por esta razón obtuvo lo que esperaba.
c. La tentación será hacer caso a las mentiras del enemigo, Dios te ha llamado para levantarte y hacerte vivir en las alturas. Aunque esto no sea lo que experimenten los demás, debes luchar para ver la gloria de Dios. Habacuc 3:17-19.
c. Dios trata tu autoestima. Muchas personas no se sienten dignas de éxito, de salud, de prosperidad, de felicidad, de tantas cosas que estaban preparadas para ellos por un Dios de amor y de poder. A veces te encontrarás con tus sentimientos negativos y desestima de un lado y con el plan de Dios por el otro. No es que no vamos a sufrir ni tener problemas, pero debemos entender que el Señor nos guía a tener victoria y bendición. Isaías 40:27-31.
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